Color: Azul profundo con flecos dorados.
Apariencia:
Densa, venosa, el lapislázuli se parece al cielo nocturno. Tiene todos los
tamaños, y a veces, forma redondeada.
Rareza:
Fácil de conseguir.
Procedencia:
Rusia, Afganistán, Chile, Italia, Estado Unidos, Egipto, Oriente Medio.

El lapislázuli es una piedra protectora que contacta con
los espíritus guardianes. Reconoce el ataque psíquico, lo bloquea y devuelve la
energía a su fuente. Enseña el poder de la palabra hablada, y puede invertir
maldiciones o inquietudes causadas por no haberse expresado en el pasado.
Esta piedra armoniza los niveles físico, emocional, mental
y espiritual. Los desequilibrios entre estos niveles pueden producir depresión,
inquietud y falta de propósito. Cuando se está en equilibrio, esta armonía
aporta un profundo autoconocimiento interno.

El lapislázuli es un poderoso amplificador del pensamiento. Estimula las facultades mentales superiores, aportando claridad y objetividad. Anima a la creatividad mediante la sintonía con la fuente. Te ayuda a afrontar la verdad, dondequiera que se halle, y a aceptar lo que te enseñe. También te ayuda a expresar tus opiniones y armonizar el conflicto. Enseña el valor de la escucha activa.
El lapislázuli establece relaciones de amor y amistad, y
ayuda a expresar los sentimientos y emociones. Disuelve la tendencia al
martirio, la crueldad y el sufrimiento. Como elixir de gema, disuelve ataduras
emocionales.

Posición: llévalo puesto sobre la garganta o el tercer ojo. El lapislázuli debe ponerse encima del diafragma, en cualquier lugar entre el esternón y la parte alta de la cabeza.
Extraído de La Biblia de los Cristales de Judy Hall
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